Puede que los des por hecho…

Puede que los des por hecho, puede que creas que siempre estarán ahí porque siempre han estado ahí; puede que no imagines cómo sería no volver a verlos y estás convencido de que nada puede suceder como para cambiar el equilibrio natural de las cosas.

Pero confía en mí; un día sucederá y tal vez no te des cuenta del momento exacto en que pasó, hasta años después cuando voltees hacia atrás y recuerdes los buenos momentos de los viejos y tiempos cuando salías a patinar con tus amigos desde temprana hora hasta que se ocultaba el sol. Compañeros y hermanos en armas con los que solías reunirte para salir a patinar a la menor oportunidad posible. Lo sé porque yo también estuve ahí.

Mis amigos siempre fueron la mejor parte de salir a patinar a las calles.

Y de alguna extraña manera lo siguen siendo; patinar es una manera de recordar a todas esas personas que conocí por y a través de la patineta para reconectar con las memorias que hice con tantas increíbles personas todos esos años atrás. En ninguna otra actividad encontré jamás un grupo tan diverso de personas que en el que estuvieran todos enfocados en una sola cosa: skateboarding.

Algunos de ellos ya no están con nosotros. Algunos están en prisión (en “cana” dirían ellos), algunos están internados en alguna institución mental olvidada por dios; algunos son padres de familia, algunos son comerciantes, doctores, abogados, vagabundos, poetas, criminales, adictos y locos.

Creo sinceramente que patinar es una manera de recordarlos a todos y cada uno de ellos haciendo algo que solíamos hacer juntos; antes de que las responsabilidades de la vida adulta y las decisiones personales no les permitieran más perder el tiempo jugando en la calle con sus amigos a las patinetas. Había que crecer y el tiempo de jugar se había agotado; es hora de madurar y dejar ese juguete de madera a un lado.

Crecer tiene sus ventajas, pero no creas ni por un segundo que todo son juegos y risas: la peor parte de llegar a cierta edad es que tienes que decirle adiós a mucha gente de la que nunca quisieras tener que despedirte; dejar ir se vuelve un acto necesario y parte importante de la vida; aun así, los recuerdos de los viejos tiempos te acompañarán por el resto de tus días y harán que los días pasados luzcan cada vez más brillantes. Pero no puedes quedarte ahí por más que lo desees. Parte de crecer significa seguir hacia adelante no importa lo que suceda, no importa lo que dejes detrás; siempre debes seguir moviéndote hacia adelante. Solo que, de vez en cuando, vale la pena recordar de dónde venimos para saber a dónde vamos y recordar a quienes nos acompañaron durante parte del camino.

Patinar es la mejor manera que se me ocurre de recordar a todas las personas con las que tuve la oportunidad de patinar en los buenos y viejos tiempos. Me gusta pensar que seguimos patinando juntos y teniendo aventuras: escapando de la policía, patinando los estacionamientos vacíos de los centros comerciales en la madrugada y riendo hasta que nos dolía el estómago y regresábamos juntos a casa completamente rendidos pero felices.

Dicen que cuando nos vamos de esta vida no nos llevamos nada. Yo no estaría de acuerdo con esta afirmación: pienso nos llevamos los recuerdos de lo que hicimos con nuestra vida; eso lo único que nos llevaremos al otro lado.

Así que, si todavía sales a patinar a las calles con tus amigos, mi consejo es que lo hagas tanto como puedas durante todo el tiempo que puedas. Valora a tus amigos mientras estén juntos, tengan aventuras lejos de casa y patinen hasta que no puedan más.

Las cosas buenas de la vida no duran para siempre pero cuando voltees hacia atrás (confía en mí; lo harás) te darás cuenta de que estar juntos fue la mejor parte del viaje; lo sé porque yo también estuve ahí.

Previous articleHeridas x NED
Next articleEl futuro de la patineta x NED