Sé que es difícil de imaginar…
Sé que es difícil de imaginar, pero existió un momento en el tiempo en el que la gente obtenía la información del día a través de revistas, periódicos y los noticieros en la televisión; hubo una época antes de que internet, los medios digitales, redes sociales y Youtube tomaran el control, donde había que buscar y de hecho esforzarse por encontrar las cosas en las que estabas realmente interesado; la patineta no era la excepción.
En algún punto a mediados de los años 90 ́s, los videos en formato VHS pirateados y las revistas impresas eran el único contacto que teníamos con la patineta profesional; ver los videos de 411 video magazine era toda una experiencia, pero definitivamente la reina de los medios de patineta era la revista. No teníamos redes sociales ni una plataforma digital donde ver videos, pero al menos teníamos opciones de donde elegir para ver revistas: la ahora extinta cadena de Tower Records en sus sucursales de la ciudad de México era lo suficientemente amable como para distribuir prácticamente cualquier revista que tuviera que ver con deportes “extremos” o “de acción”. Mi sucursal preferida era la de la zona rosa – especialmente los fines de semana cuando mis amigos y yo terminábamos el día de patinar viendo revistas- ya que contaba con una biblioteca de revistas de patinetas muy completa: Thrasher, Heckler, Transworld, Slap, The Skateboard mag, Dogway de España (la única revista en español que llegaba a México) y por supuesto, mi revista de patineta favorita de todos los tiempos: Big Brother Magazine.
Dudo mucho que hayan tenido TODAS las revistas de patinetas existentes de esos tiempos, pero con las que tenían eran suficiente para mí, además, junto con los videojuegos y los cómics, debo decir que fue una excelente manera de aprender inglés gracias a las políticas de Tower Records que permitía leer sus revistas durante una o dos horas sin que nadie molestara o te obligara a comprar absolutamente nada. Eran buenos tiempos, pero por supuesto, no podían durar para siempre.
Con el tiempo, la fotografía digital arrasó por completo con la fotografía análoga y la dictadura del video digital comenzaba. Una por una, las revistas de patineta iban cayendo, declarándose en bancarrota y saliendo de circulación; las que sobrevivirían tendrían que adaptarse a los tiempos modernos y hace cambios significativos tanto en su formato como en su contenido: Big Brother se volvió el antecedente directo de un pequeño programa de Mtv llamado “Jackass”, Slap se transformó en una serie de foros abiertos para internet donde la gente podía externar sus opiniones y comentarios (si me preguntas, para mí es una especie de lavadero digital, si querías saber del último chisme o teoría conspirativa de la patineta, los foros de Slap eran el sitio), The Skateboard mag salió de circulación después de muchos intentos de permanecer a flote y básicamente la única que sobrevivió y goza de buena salud actualmente es Thrasher, apoyada en gran parte en sus redes sociales y su canal de Youtube con millones de reproducciones.
Ahora tenemos millones de videos de patineta que podemos ver a cualquier hora del día, blogs, podcast, youtubers de patinetas, tik tokers profesionales y una cantidad inimaginable de contenido digital relacionado con la patineta. Y de alguna manera no creo que más, sea mejor; si bien es cierto que ahora podemos ver videos que nunca hubiéramos imaginado en la era del VHS (como los producidos por la Federación de patinetas de Uganda o los videos grabados en Korea del sur) y ver otros estilos de patinar, trucos distintos y spots que parecen impatinables a primera vista, lo cierto es que podemos pasar horas buscando videos cuando pudimos usar todo ese tiempo para patinar en la vida real; además, es casi imposible estar al día con todos los videos que se suben a diario. Estamos poniendo tanta atención a internet buscando motivación y creatividad en los videos que a veces solemos olvidar patinar.
Y como sea, no hay vuelta atrás. 411 video magazine, Big Brother y Transworld skateboarding son solo recuerdos del pasado que vivirán en la memoria de todos aquellos que tuvimos la oportunidad de experimentar el pasado análogo.